“Estuve cerca de casarme con una mujer.

Terminé la secundaria, hice seis años de universidad, pero yo quería irme a europa a estudiar. Mi papá me dijo que solo si le demostraba que lo que yo iba a hacer era ir a estudiar y no cualquier otra cosa, él me ayudaba.

Yo en esa época entré a trabajar a Vistazo, era asistente de Gerencia, pero me metían en todo y andaba por todos lados. Que estaban haciendo Miss Ecuador, Iván; que estaban haciendo la venta de Vistazo o Estadio, Iván; yo me iba a todas las compañías que mandaban las propagandas.

Yo sí pasé bonito. Y estaba enamorado… de una chica. Pilar se llamaba, una chica del Barrio Centenario. Recuerdo una vez en ese tiempo, que íbamos a las fiestas de Gladys, otra chica que vivía en el Centenario Sur, todos teníamos que ir con terno, no era como ahora. Entonces, yo la saqué a bailar a mi enamorada y se me paró el pene. Ella me empujó, tirándome al piso. Ya luego le pedí disculpas, estábamos enamorados.

En esos días vi en el periódico que estaban dando becas para estudiar, enseguida saqué todas mis notas de la universidad y las envié vía aérea a España en abril de ese año.

En julio me llega una carta: “Por sus calificaciones y conducta, ha sido acreedor a una beca de una años para estudiar diplomacia en la Escuela Diplomática”.

 «Papá, Pilar, se jodieron», fue lo que pensé.

¿Cómo será? Es que me da risa, como estas cosas son parte de la vida.